Pulso Financiero
Innovación Regulatoria en el Sector Financiero Mexicano: ¿Estamos Mejor de lo que Parece?
Se ha repetido tantas veces, que ya es un cliché: mientras que en otros países los reguladores son importantes promotores de la innovación financiera (notablemente entre ellos el Banco Central de Brasil), en México las autoridades se preocupan sólo por la estabilidad del sistema bancario, haciendo poco o nada por fomentar el desarrollo de las fintech. Pero, ¿realmente estamos tan mal? No rebatiremos el punto de que la solidez del sector es la prioridad (un legado de la crisis de 1994), pero consideramos que no es del todo justo culpar de la falta de éxito de las fintech a los reguladores. Simplificando el tema, la tecnología por sí sola difícilmente resolverá del todo un problema que no es del todo tecnológico. Como hemos señalado anteriormente, sin algún tipo de incentivo, la gente difícilmente modificará sus hábitos.
Por otro lado, consideramos que CNBV y Banxico de hecho sí han realizado esfuerzos de innovación que no son plenamente apreciados. Mientras que Pix es (merecidamente) celebrado como un gran caso de éxito en Brasil, poco se menciona al SPEI, que si bien no ha contribuido en la misma medida a reducir el uso del efectivo, sí ha visto un crecimiento consistente desde su introducción. De igual forma, si bien la figura de IFPE ha tenido un éxito más bien limitado, la reciente creación de la figura del comisionista de base tecnológica tiene un gran potencial para contribuir a la inclusión financiera, y que, curiosamente, ha pasado virtualmente desapercibida; en este reporte incluimos una descripción de éste y las ventajas que representa para consumidores y empresas.
Pix ha sido revolucionario en Brasil, pero el SPEI también tiene su mérito
Transferencias inmediatas, sin costo para los consumidores (y costos muy bajos para los negocios) han hecho de Pix uno de los mayores casos de estudio de innovación regulatoria: el sistema es administrado por el Banco Central de Brasil (BCB), con participación obligatoria para todos los bancos. Los resultados han superado las expectativas, alcanzando en agosto de este año un promedio de 182 millones de transacciones al día, a menos de cuatro años de su lanzamiento. En ese mismo mes, el SPEI (en su vigésimo aniversario) tuvo un promedio de 14 millones de transacciones.
Si bien la comparación es poco halagadora, ésta se explica en buena parte por factores demográficos, esto es, una población más grande y también más bancarizada (~80% en Brasil vs ~50% en México), pero también por mayores incentivos para su aceptación en comercios, que en Brasil reciben los pagos con tarjeta después de un mes, mientras que Pix, es inmediato; en México, este incentivo no existe (los pagos con tarjeta se reciben en máximo dos días).
Esto, sin embargo, de ninguna forma quiere decir que el SPEI no ha sido exitoso, sólo que es, digamos, un éxito más concentrado: no ha sustituido al efectivo como medio de pago, pero sí lo hizo con los cheques. De 2005 a 2023, el número de cheques interbancarios se ha desplomado 87%, mientras que el número de transacciones vía SPEI ha registrado crecimientos de doble dígito de forma consistente, con un crecimiento anual compuesto de 43% durante 18 años. No es Pix, pero tampoco es nada despreciable.
En México, las IFPEs no han tenido mucho éxito…
En retrospectiva, PayPal tuvo razón cuando en 2019 decidió no buscar la licencia de institución de fondos de pago electrónico (IFPE), continuando en México sólo como agregador. Casi cinco años después, la mayoría de las IFPEs reportan pérdidas netas (con la notable excepción de STP, que tiene un modelo de negocios radicalmente distinto al resto). ¿Qué pasó? Varios problemas, pero, si no puedes prestar (que como mencionamos en la entrega anterior, es la principal fuente de utilidades de un banco), necesitas escala (después de todo, Visa y MasterCard, o el ya referido STP, no prestan, y son sumamente rentables), que en su mayoría no han conseguido, y los que sí, se han enfrentado a una monetización limitada, con gastos elevados. No es de sorprender, entonces, que IFPEs como Mercado Pago busquen ahora una licencia bancaria.
¿Culpa de la CNBV? Claramente no fue la figura legal más apropiada… pero nadie puede decir que PayPal no lo advirtió. Las proyecciones alegres de algunos, son mera responsabilidad de quienes las modelaron.
…pero los CBTs tienen mucho potencial
En julio de este año, la CNBV publicó en el Diario Oficial la entrada en vigor de una nueva figura legal en el sistema bancario: el comisionista de base tecnológica (CBT), la versión digital de los comisionistas con establecimientos presenciales, también conocidos como corresponsales bancarios. De la misma forma en que los corresponsales prestan ciertos servicios bancarios, a nombre y representación de un banco pero dentro de sus instalaciones, los CBTs harán lo propio: prestar ciertos servicios bancarios, dentro de sus instalaciones tecnológicas, como su página web, o su app. Dicho esto en lenguaje fintech: la figura del CBT introduce al marco jurídico mexicano el concepto de Banking as a Service (Baas), del que por años se ha dicho tiene un potencial transformador.
¿Qué podrán hacer los CBTs? Cuatro actividades básicas:
- Apertura de cuentas nivel 2 (aquellas que reciben depósitos por hasta 3,000 UDIs al mes, poco menos de 25 mil pesos) y realizar transferencias desde y hacia dichas cuentas.
- Otorgar créditos por hasta 3,000 UDIs.
- Realizar pagos de bienes y servicios.
- Consultas de saldos y movimientos.
No parecería ser algo particularmente revolucionario, pero las implicaciones son profundas. Por ejemplo, una empresa de consumo masivo podría ofrecer a sus clientes la apertura de una cuenta bancaria sin costo, a donde pueden transferir el dinero para pagar la mensualidad (y que la empresa tendrá la previa autorización de tomar de la cuenta). De esta forma, la empresa podría generar ahorros en su cobranza (reduciendo el número de pagos que recibe por tarjeta de crédito, por ejemplo), y en un escenario un tanto más optimista, reducir el porcentaje de impagos, al tener la posibilidad de domiciliar los cargos en una cuenta de la cual tienen más información. El reto, evidentemente, está en lograr que un número importante de usuarios vea ventajas en esta alternativa; una opción obvia sería ofrecer algún descuento, aunque esto iría en contra del propósito de ahorrar; sin embargo, también hay opciones no monetarias, como algunos proveedores de internet que prometen una mayor velocidad sin costo adicional, para aquellos usuarios que acepten cargos domiciliados, por ejemplo.
Si hay tanto potencial, ¿por qué casi no se ha hablado del tema?
En primer lugar, es importante reconocer que los requisitos y procesos que hay que seguir no son para nada triviales (la CNBV, después de todo, conserva como prioridad la estabilidad del sistema). En segundo lugar, la oportunidad es más significativa para los bancos digitales que para los grandes bancos; el propio decreto de la CNBV, incluye en sus consideraciones que “ya que la cobertura de redes de telecomunicación es mayor que la de los establecimientos físicos de los comisionistas, resulta conveniente que las instituciones de crédito, en especial aquellas que no poseen infraestructura física o aplicaciones de Internet, integren sus servicios a las plataformas digitales de los comisionistas y empresas especializadas, aprovechando la infraestructura de estos e incluso la base consolidada de clientes de los mismos” [énfasis añadido].
Dicho de otra forma, si bien la CNBV no ha sido más permisiva con las solicitudes de licencia bancaria de los jugadores digitales (basta recordar el caso emblemático de Bineo, que con todo y el respaldo de Grupo Financiero Banorte, tardó más de dos años en conseguir el inicio de operaciones), sí ha buscado dotar a estos de un marco jurídico que reconozca la realidad digital actual. El reto para los bancos digitales, existentes y venideros, estará en aprovechar esta oportunidad.
Ultimadamente, es difícil que la tecnología resuelva problemas no tecnológicos
Los mexicanos no usamos CoDi tanto como los brasileños usan Pix por dos principales razones: para los que estamos bancarizados, es más sencillo pagar con tarjeta o enviar un SPEI “tradicional”, y para los que no están, el poder usar un QR en el celular no ha sido un incentivo lo suficientemente fuerte como para abrir una cuenta. De igual forma, si las empresas y sus socios bancarios no ofrecen una verdadera mejor experiencia a través de la figura de CBTs, poca gente se tomará la molestia de usarla – y nadie podrá realmente culpar a la CNBV por esto.
CONTACTO
Gilberto García
Partner and Head of Financial Advisory
gilberto.garcia@miranda-partners.com
CONTACTO DE MEDIOS
Saúl Sánchez
Analista Senior, Miranda Media